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Por Dannah Gresh

¡Algunas de las canciones pop más pegajosas de hoy pueden ser terribles! Todas esas canciones que declaran: “Soy sexy” y “Te lo voy a dar” … ¡que incómodo! Esto  no es lo que yo quería que mis hijas preadolescentes y adolescentes escucharan. Pero a veces a nuestras hijas simplemente les gusta la música que es … diferente. No es la que nos gusta. Si ese es el problema que tienes, quédate conmigo. Aquí hay tres cosas que puedes hacer:

  1. Conoce lo que están escuchando y porqué

Tal vez crees que sabes, pero hasta que no te sientes y discutas con ella, realmente no sabrás lo que tu hija está escuchando y por qué le gusta.

Aquí hay una manera divertida para ser estudiante de tu hija:

  • Pídele que arme una lista de sus diez canciones favoritas.
  • Planea un tiempo para escuchar cada canción y discutan cada una. Comiencen con algunas que a ambas les gusten!
  • Deja que exprese sus propias opiniones sobre cada canción. Puedes usar preguntas como “¿Por qué te gusta esta? ¿Qué significan estas palabras?”
  1. Enséñele a ser una minera, no una monja. 

No sé si lo hice del todo bien, pero traté de que mis hijos gradualmente tuvieran autonomía en lo que escogían ver y escuchar. Después de todo, algún día no tendré el control sobre esas decisiones. En mis primeros años de maternidad, escuche un reto que trataba sobre enseñar a tus a hijos ser mineros y no monjes.

Un minero entra en la “cueva / canción” y saca tesoros, y tiene una madre que pacientemente enseña su discernimiento permitiéndole intentarlo y, a veces, fracasar. Un monje se esconde de todo lo relacionado al mundo y tiene una madre que controla y restringe todas sus decisiones. La restricción es eficiente y fácil, pero el resultado a largo plazo es cuestionable porque no se ha plantado ninguna raíz en la Verdad que la ayude a tomar decisiones cuando no estás cerca.

Al dejar que exprese sus opiniones, ya has comenzado a enseñarle a minar. Pero un minero no vuelve a una “cueva / canción” inestable. Aprenden y siguen adelante. Está bien decirle que puede haber aprendido algo de una canción, pero te preocupa cómo podría afectarla si la mantiene en su lista de reproducción.

  1. Celebra sus elecciones artísticas y sugiérele alternativas para aquellas que sean perjudiciales para su moral y su desarrollo.

Si a ella le gusta algún artista que consideras que es seguro, adquiere boletos para un concierto y “minen” juntas. Practiquen discernimiento mientras asisten al concierto. Si a ella le gusta un artista que tú piensas que no es seguro, haz el trabajo difícil de encontrar alternativas que alimenten su inclinación artística sin quitarle de su inocencia.

Hace unos años, conocí a una adolescente que tenía su cabello teñido de un rosado parecido al color de los algodones de azucar, que le gustaba usar ropa color negro y estaba escuchano una banda de un género musical que no es de mi agrado. Confieso: juzgué su corazón. Pero después de pasar un fin de semana con ella, me di cuenta de que su corazón era hermoso. En ese momento entendí que no debo juzgar el corazón de los demás por el tipo de música que escuchan.

Unos años más tarde, escuché tocar a esa misma banda. (¡Me pitan los oídos hasta el día de hoy!) ¿Y sabes qué? No he visto a muchas bandas proclamar el amor de Dios tan bien como lo hicieron ellos. Esa noche, alguien que tenía pensamientos suicidas decidió vivir. Yo diría que esa es una buena manera de expresar dones artísticos. Incluso si no es de mi preferencia.

¡No seamos alérgicos al arte cuando buscamos una buena formación para nuestros hijos!


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