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Por Dannah Gresh, Creadora de Chica Verdadera

Que nuestros hijos nos confiesen sus pecados es una gran victoria, pero en ocasiones la reacción de una madre puede lastimar en lugar de ayudar. (Lo dice una mamá que ha fallado varias veces con esto.)

Cuando nuestros hijos nos confiesan su pecado, creo que se pelea una gran batalla entre el bien y el mal por sus almas, y nuestras respuestas como madres a menudo pueden cambiar el rumbo de la batalla. Entonces, permíteme compartir tres consejos contigo que pueden ayudarte a luchar del lado de Dios y con Él. 

Estas tres ideas me vinieron a la mente una mañana cuando estaba orando por las mamás que guían a sus hijas a través del libro Mentiras Que Las Niñas Creen y la Verdad Que Las Hace Libres. Recibo muchos correos electrónicos de madres e hijas que usan el libro. A menudo reportan que el corazón de sus hija se ablanda y confiesan durante el tiempo de conversación madre / hija. Una chica pre adolescente me escribió esto: 

“Antes de comenzar este estudio bíblico, pensé que iba a ser como todos los demás que he hecho. NO FUNCIONARON. Sentí que ninguno de ellos me ayudó en la vida y simplemente no fueron hechos para mí. Últimamente, he tenido un problema de mentir. Realmente necesitaba ayuda rápido con este problema. Una vez que comienzas por este camino, es difícil salirte de él. Una señora de nuestra iglesia nos ofreció [Mentiras Que Las Niñas Creen]. Mi mamá me preguntó si quería hacerlo y le dije: “Claro”. … La primera semana pensé “esto no va mal”. ¡Pero entonces llegó la parte del estudio bíblico! ¡Me ayudó mucho! …  Descubrí el por qué le miento a mis padres. ¡Es porque ellos lucen perfectos! En realidad nunca los he visto pecar. Entonces, si hacía algo malo, trataba de ocultarlo porque no quería que pensaran que era una niña mala. Pero una noche, cuando mi mamá y yo estábamos discutiendo un capítulo, ella dijo que ella y mi papá no esperaban que yo fuera perfecta. Entonces dejé salir todas mis emociones. Se sintió bien. Mi mamá me dijo que ella también se ha equivocado muchas veces. ¡Eso me hizo sentir mucho mejor! ¡Entonces, también me acerqué más a mi mamá! ¡Este estudio bíblico ha cambiado mi vida!
-Maysie

Espero que tengas el privilegio de tener conversaciones así con tu hija.

Pero me gustaría compartir tres consejos contigo para que la conversación sea fructífera. Pensé en esto cuando estaba orando por todas las madres usando el libro una mañana y estaba leyendo Génesis 3: 8-13 que dice: 

8 Y oyeron al Señor Dios que se paseaba en el huerto al fresco del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del huerto. 9 Y el Señor Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás?

Él respondió: “Te escuché en el jardín y tuve miedo porque estaba desnudo; así que me escondí “.

Y él dijo: “¿Quién te dijo que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que te ordené que no comieras?

El hombre dijo: “La mujer que pusiste aquí conmigo, ella me dio un poco de fruta del árbol, y me la comí”.

Entonces el Señor le dijo a la mujer: “¿Qué es esto que has hecho?”

La mujer dijo: “La serpiente me engañó y comí”.

Mientras leía estos pasajes, meditaba en cómo Dios le respondió a Adan y Eva cuando ellos pecaron. Después, lo apliqué a cómo podemos responder a nuestros hijos cuando ellos pecan. Aquí hay tres cosas que identifico en la respuesta de Dios, que podrían ayudarnos con las nuestras. 

Enfócate En Como Tu Hija Se Siente y No En Su Pecado

Es fácil asustarse cuando tu hija te confiesa algo, o simplemente concentrarte en el acto del pecado. Pero esas respuestas no la ayudarán a entender por qué pecaron ni a parar de hacerlo.

En el Jardín del Edén, Adán confesó sentirse desnudo. Pero él no confiesa su pecado. Dios dice: “¿Dónde estás?” y Adán dice: “Me sentí desnudo”. La palabra hebrea significa desnudo, pero la raíz de la palabra significa expuesto. Adán decía: “Dios, ¡me siento realmente expuesto ahora mismo!”

Mientras leía eso, me di cuenta de que ese es el primer paso por el que todos pasamos de camino hacia la libertad. Somos conscientes de cómo nos sentimos. Diremos me siento ansioso. Tengo miedo. Me siento estresado. Me siento avergonzado. Me siento desnudo. Me siento expuesto. Pero no somos prontos para decir por qué. No es tan fácil decir, mentí. Me robé algo. Pequé. 

Nancy Demoss Wolgemuth fue brillante al escribir Mentiras Que Las Mujeres Creen y la Verdad Que Las Hace Libres. Ella usó nuestras emociones como un sendero para ayudarnos a identificar las mentiras que nos conducen al pecado. Esas mentiras son la raíz del pecado que creció dentro de nosotros. Y si no arrancamos la raíz juntamente con el pecado, solo volverá a crecer. Tómate el tiempo para concentrarte en cómo se siente tu hija, no en su pecado.

Maysie se sentía avergonzada de su pecado. También se sentía abrumada por las vidas aparentemente sin mancha de sus padres. Eso fue parte de lo que la llevó a mentir y ocultar su pecado. La madre de Maysie no tuvo miedo de hablar sobre cómo se sentía su hija. Y eso abrió su corazón para ver por qué estaba pecando en primer lugar. Juntas, arrancaron la raíz.

Por supuesto, eso no quiere decir que no hablaremos del pecado. Pero eso viene en segundo lugar. Necesitas pedirle que llame el pecado por su nombre.

 Pídele Que Llame Su Pecado Por Su Nombre

Confesar nuestro pecado requiere que lo nombremos e identifiquemos como pecado. Pero eso es muy difícil de hacer. Descubrí algo al aconsejar a mujeres de todo el mundo: es difícil usar las palabras. Es difícil decir, estoy faltando a clases. Mentí. Yo chismeo. Estoy mirando pornografía. Como mujeres, es difícil usar las palabras. Imaginate teniendo 12 años nuevamente y tener que confesar estas cosas. La conversación en el Jardín del Edén nos ofrece un buen ejemplo de cómo sacar las palabras.

 Adán no está muy seguro de por qué se siente tan desnudo. Dios sí. Pero de manera gentil, él lleva a Adán a confesar el pecado comenzando con su emoción y luego haciendo preguntas para provocar la confesión. Dios dice: “¿Comiste del árbol?” Él usa las palabras.

He descubierto que es útil usar las palabras, tal como lo hizo Dios. Yo diría: “¿Me estás diciendo que le mentiste a tu marido?” O si es un adolescente, “¿Me estás diciendo que estás luchando con la pornografía?” O tal vez una preadolescente necesita que yo diga: “¿Te robaste el chicle?”

Usa el discernimiento. Si sientes que las emociones de tu hija están ligadas a un pecado y le cuesta mucho confesar, guíala con preguntas de manera amable. No seas demasiado brusca con las preguntas. En definitivo, no las uses de manera acusatoria. Espera pacientemente a que llame al pecado por su nombre.

Espera más emociones

Cuando Adán y Eva se dieron cuenta de que Dios ya sabía lo que había sucedido, se volvieron más emocionales. ¿Cómo se esto? Empezaron a culpar a otros. Adan dice: “Es su culpa”. Entonces Eva dice: “es culpa de la serpiente”. El culpar es una forma de ira. Es una de las muchas formas que usamos para explicar y expresar enojo. No es la forma más volátil o explosiva, pero de todos modos es ira. Cuando culpamos a alguien, generalmente es porque estamos enojados. Podríamos estar enojados con alguien que estaba cerca cuando pecamos. Podríamos estar enojados porque nos atraparon. Pero la ira puede ser el comienzo del arrepentimiento. A veces estamos enojados con nosotros mismos o con lo que sucedió.

Lo que quiero decir es esto: es normal que tu hija reaccione con ira cuando estás hablando del pecado, pero hay un lado positivo. Si puedes desmantelar la ira y la culpa, a menudo encontrarás la tristeza y el arrepentimiento que esas emociones intentan estrangular. Si sabes esto con anticipación, puedes esperarlo y estar preparada para responder bien. No le tengas miedo a la confesión. No reacciones a la confesión. Sé paciente. Nunca se siente bien cuando nuestros pecados son expuestos. Tengo 50 años y cuando se expone mi pecado, no me gusta. He descubierto que generalmente necesito confesar mis pecados, pero en todos mis años de práctica pecando y confesando … nunca se ha sentido bien. Ni una sola vez. Mis emociones siempre están vuelta locas hasta que después de hacer la confesión, siento la paz del perdón.

Estas tres cosas no son un plan extenso para guiar a tu hija a través de la confesión. (Profundizo más en el tema en La Guía De Una Madre Para Mentiras Que Las Niñas Creen). Pero, espero que este contenido sea útil cuando intentes ayudar a tu hija a caminar en Verdad.

Biografía del autor

Dannah Gresh es la creadora de True Girl (anteriormente Secret Keeper Girl), un ministerio que acerca a madres e hijas y las acerca más a Jesús. True Girl ofrece experiencias de conexión a través de libros, estudios bíblicos en línea y eventos en vivo. Puede obtener más información sobre ella en dannahgresh.com.


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