Por Dannah Gresh, Creadora de Chica Verdadera
Lee 1 Corintios 10:23-33
“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.” 1 Corintios 10:31
Justo ahora estaba saliendo del veterinario. Moosie, mi travieso labradoodle de un año, tenía una garra de rocío infectada. (Traducción: ¡un dedo extra realmente inútil pero caro!) Una hermana cristiana fue quien me atendió y me ayudó a entender los medicamentos para mi perro. De repente mi espíritu saltó dentro de mí y me movió a preguntarle acerca de su preciosa hija, quien tiene la misma edad que la mía. Ella se echó a llorar. Su dulce niña enfrentaba la misma tormenta dolorosa que una de mis niñas había empezado a enfrentar solo una semana antes. Ambas lloramos un poco y prometimos orar la una por la otra. Es una bendición tenerse el uno al otro, pero oh, cómo desearíamos no necesitar consolarnos unos a otros.
Mi dulce niña nunca había conocido este dolor y una parte de mí quería hacer cualquier cosa para adelantar este acontecimiento, pero creo que Dios obra todas las cosas para bien. El estrés de la tarea. El desafío de las mejores amigas y las chicas malas. Corazones rotos. Él usa estas cosas. Entonces le pregunté cómo consolarla a la luz de la utilidad de esta prueba.
Al consolar a mi bebé, quise decirle “Dios tiene un plan para tu vida”. Pero algo en mí se paro en seco. (Fue el Espíritu que me corrigió). Si bien es cierto que Dios tiene un plan y hay versículos de la Biblia que prometen eso mismo, ese es un pensamiento tan incompleto. Está muy “centrado” en mí, alimentado por el mantra de la autoestima. Nuestros hijos no necesitan autoestima; ellos necesitan “Diosestima”. Si estiman a Dios comprenderán su valor pero no creerán demasiado de si mismos.
¿Qué quieres que le diga para darle animo, Señor? Pregunté en mi corazón. Él respondió: “Dios tiene un buen plan con Su hijo y te ama tanto que quiere que seas parte de él. Presta atención en este momento de dolor para ver cómo él quiere que te muevas hacia tu propósito “, le dije. Y ahora, esperamos juntas.
El propósito principal de la vida de tu hijo es glorificar a Dios. Es tu propósito, también. Si tu corazón está sediento, confundido y cansado por la religión, lo más probable es que no hayas descubierto el poder de esta verdad sobre la cual todos los demás se contentan. Porque al rendirte y dejarle a El que sea la pasión consumidora de tu propósito, te verás arrastrada por este romance e infundida de verdadero gozo. Probablemente se explique mejor en la famosa “Confesión de Westminster” que dice:
“… el fin principal del hombre es glorificar a Dios y disfrutarlo”.
Es un fin principal: glorificar y disfrutar. La rendición y, a veces, el trabajo duro de glorificarlo está casado con el tesoro de estar en un estado de gozo. No pueden separarse. No he oído una mejor manera de decirlo que la forma en que el pastor John Piper lo hace en Desiring God cuando se llama a sí mismo un “hedonista cristiano”. El mayor placer de la vida será cuando finalmente encuentres la forma en que las piezas del rompecabezas de tu propósito encajen en la gran imagen del plan de Dios. Cuando descubras esto en el centro de tu ser, encontrarás el verdadero placer.
Todo lo que hacemos, ya sea que estemos comiendo o bebiendo o criando niños o cocinando, es para su gloria. ¡Y permitamos que nuestros niños aprendan esta lección más temprano que nosotros!
Oración por nuestros hijos basada en 1 Corintios 10: 23-33:
Señor, te confieso que soy culpable de en ocasiones usar un lenguaje “centrado en mí” al criar a (inserta los nombres de tus hijos). Recuérdele a mi propio corazón que quieres que te glorifique y ayúdeme a enseñarle a (inserte los nombres de sus hijos) que no importa lo que estén haciendo, ya sea comer, beber o tomar exámenes o vestirse, que lo hacen todo para glorificarte a ti. Este es el propósito principal de ellos. Que nada se interponga en el camino. En el nombre de Jesús, Amén.
Hermoso, buscar glorificar al Señor, trae wl verdadero gozo!!!