Ella fue a la prueba, pero no entro al equipo. Hizo su mayor esfuerzo, y de igual manera perdió. Un adulto al que admiraba, la decepcionó. Planes emocionantes fracasaron. Su mejor amiga rompió una promesa.
Es hora de hablar al respecto, pero ¿cómo? A veces, como madre, me siento absolutamente paralizada por el dolor de ver a mis hijos enfrentar la decepción. Francamente, lo odio y solo quiero manipular las circunstancias para protegerlos, pero eso solo haría el daño peor. Las decepciones son parte de la vida. Siempre. Es importante que equipemos a nuestras hijas con la capacidad de permanecer estables en esas circunstancias, en lugar de protegerla de ellas. De lo contrario, los vientos de este mundo los arrastrarán en sus años adultos. Aquí hay cuatro consejos simples.
Cuando hables con tu hija en el momento en que la vida no este resultando de la manera que ella quisiera, estas ideas podrían ayudarte a mantener la conversación.
No hay nada peor para una mujer, por pequeña que sea, que no ser escuchada. Nos gusta sacarlo de nuestro sistema. Aunque te duela escuchar las profundidades de su tristeza, ve allí con ella.
- Empatiza. Para ti podría no ser el fin del mundo, ¡pero para ella podría serlo! Ten cuidado con tus palabras. Evite cosas como “Eso no es tan importante”, o “la vida no siempre es justa”. Si bien estas cosas pueden ser ciertas, puede hacer que se sienta menos valorada e insegura al comunicarse con usted sobre cosas en el futuro. . Lo que podrías pensar que es alentador podría callarla aún más.
- Hazle preguntas. No proporciones todas las respuestas. La mejor manera de aprender es buscar una solución a través de nuestra propia lógica. Puedes ver la respuesta con claridad, pero ella necesita encontrarla. Encuentro que es mejor abordar la situación con preguntas que prueben sus emociones. Luego, recuérdele estas preguntas: “Entonces, ¿te sientes enojada por esto?” “¿Qué hiciste cuando oíste esta noticia decepcionante?” “Si aconsejases a alguien más en esta situación, ¿qué le dirías? “
- Ora con ella. Llévala a la Fuente que estará allí cuando tu no lo estés. Cuando esté en una fiesta y sienta la crueldad de las chicas rudas, puede recurrir a Él. Cuando crezca y se vaya a la universidad, puede recurrir a Él. Cuando su matrimonio sea doloroso, ella puede recurrir a Él. Enséñale esta habilidad y ella siempre encontrará su paz nuevamente.
Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador;
Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;
Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.
Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado,
Y seré salvo de mis enemigos.
Salmos 18:2-3
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