Por Dannah Gresh, Fundadora de Chica Verdadera
Si supieras que un francotirador ha estado eliminando niños, adolescentes y estudiantes universitarios uno por uno en nuestra nación, ¿te alarmarías? Por supuesto que lo harías. Desearías saber dónde y por qué para poder proteger a tus propios niños.
Bueno, ¿y si descubrieras que el asesino estaba apuntando a cualquier niño menor de veinticinco años que usara púrpura? Probablemente quemarías cada hilo de fibra de ese color el mismo día que lo descubriste para asegurarte de que tu hijo no se encuentre entre las estadísticas. Además, le dirías a todos los que conoces y amas para que también puedan limpiar sus armarios.
Lo que estoy a punto de decirte es, creo, algo extraño, pero te ruego que me escuches. Durante 15 años hemos sido testigos del crecimiento de la ansiedad y la depresión entre los niños. El niño promedio de entre 9 y 17 años tiene puntajes tan altos en las escalas de ansiedad como los admitidos para tratamiento psiquiátrico como paciente internado en la década de 1950. Aunque ahora se considera “normal”, el suicidio se ha convertido en la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años. Entre 2005 y 2014, el número de adolescentes diagnosticados con depresión clínica aumentó en un 37%.
Los intentos de suicidio entre los estudiantes de secundaria aumentaron en un 25% a partir de 2009. Y las niñas de entre 10 y 12 años intentaron envenenarse a sí mismas en un aumento del 268%.
Los estudiantes están saliendo y compartiendo entre ellos menos cada vez, mientras la soledad va en aumento.
Estos aumentos y descensos gritan por atención
Simplemente no es así como las generaciones grafican los cambios de comportamiento. El sociólogo Jean M. Twenge escribió esto para The Atlantic hace unos años:
He estado investigando las diferencias generacionales durante 25 años, comenzando cuando era un estudiante de doctorado en psicología con 22 años de edad. Típicamente, las características que vienen a definir una generación aparecen gradualmente, y a lo largo de un continuo. Las creencias y comportamientos que ya estaban aumentando simplemente continúan haciéndolo. Los millennials, por ejemplo, son una generación altamente individualista, pero el individualismo había ido en aumento desde que los Baby Boomers se encendieron, sintonizaron y abandonaron. Me había acostumbrado a los gráficos de líneas de tendencias que parecían modestas colinas y valles. Entonces comencé a estudiar [Generación Z nacido 1995-2012] 5.
Estos acantilados y subidas asociados con la Generación Z y los Millennials son poco comunes. Entonces, ¿qué cosa es el responsable de esto? Ningún factor puede soportar todo el peso, pero dos parecen correlacionarse más estrechamente que los demás: la invención del teléfono inteligente y el advenimiento de las redes sociales. Las personas que pasan más tiempo en las redes sociales, entre los 10 y los 25 años, parecen tener un mayor riesgo de síntomas depresivos y resultados relacionados con el suicidio.
Twenge y un colega descubrieron que los adolescentes que pasan la mayor parte del tiempo en dispositivos electrónicos, más de siete horas al día, tenían dos veces más probabilidades de ser diagnosticados con depresión que las personas que los usaban una hora por día.
Una evidencia cada vez mayor sugiere que el tiempo que pasamos en nuestros teléfonos inteligentes está interfiriendo con nuestro sueño, relaciones, memoria, períodos de atención, creatividad, productividad y habilidades para tomar decisiones. Al aumentar crónicamente los niveles de cortisol, nuestros teléfonos amenazan nuestra salud mental y acortan nuestras vidas. Los picos en esta hormona del estrés también aumentan la presión arterial, la frecuencia cardíaca y el azúcar en la sangre, lo que nos permite reaccionar ante las amenazas percibidas.
Comencemos considerando cómo nuestro propio comportamiento reduce o aumenta riesgos en nuestros hijos. Esta reflexión plantea dos preguntas sobre nosotros como individuos y madres.
DOS PREGUNTAS PRINCIPALES SOBRE NUESTRO COMPORTAMIENTO ANTE LAS REDES SOCIALES:
1. Como individuos, ¿Estamos prestándole atención a nuestra propia salud espiritual y emocional para que sigamos siendo servidores fuertes y saludables en el Reino de Dios?
2. Como madres que conocen el riesgo emocional y espiritual, ¿cómo estamos dando ejemplos para que nuestros hijos consideren legítimamente la pregunta # 1?
Hace varios meses, me di cuenta de la creciente amenaza para nuestros hijos y nietos. Mi corazón estaba tan abrumado, pero sabía que si sonaba una alarma y les decía a sus hijos que debían “dejar de usar púrpura”, probablemente no estarían tan preocupados como debían estarlo. Después de todo, no podríamos imaginar limitar nuestro propio uso de “púrpura”. (Si no lo ha descubierto, “usar púrpura” es el código para “usar las redes sociales”).
Por favor, comprenda que no creo que nuestros teléfonos inteligentes sean malos o que las redes sociales deban de ser desterradas. Pero la forma en que los usamos debe gestionarse mejor.
Debemos estar al pendiente de los límites de horarios para el uso del dispositivo, los.contenidos y aun las personas con las que interactuan.
Como podemos fomentar en el cuerpo de cristo este interés por la vida espiritual de los hijos!? Me encuentro frecuentemente con padres mas interesados en una buena carrera, en adquirir posesiones, habilidades….en todo, menos en las disciplinas espirituales o en las vidas espirituales de sus hijos.
Encuentro que se ven tan satisfechos con enseñar las mismas historias bíblicas del librito de colorear, bien ajenas a cualquier tipo de aplicación para la vida y sin profundizar en ningún tema….. como concientizase que los tiempos son muy muy muy malos !?!? Y que es necesario estar mas 🚨 alertas en la crianza y en los limites y en todooooo!!! !?!
completamente de acuerdo , el uso de las redes y dispositivos de los chicos debe ser supervisado y más que eso desde muy temprano enseñar a colocar limites a cuidar sus ojos , a fortalecer su identidad para que sepan decir si y no y decidir que ven o como manejan esos aparatos, que además se deben entregar de acuerdo a las edades, tenemos claramente los efectos que causan cuando desde muy pequeños les entregamos eso y afecta parte de su desarrollo limitando otras habilidades que pueden desarrollar de manera mas didáctica, hay recursos para todo y los padres deben construir buenos hábitos en este aspecto.
Qye bueno que se hable de este tema,tengo una niña de 10 años diagnosticada con depresion profunda,llevamos 6 meses en terapia con una psicologa cristiana que ama a Dios al igual que yo que soy su Madre y no avanzamos nada en el proceso, esto es tan duro y dificil que si yo llego a saber que el Ipad traeria estos resultados , nunca lo hubiese comprado. Si leen este comentario y les queda posible, oren por mi nina: Isabella Montes.💔