Por Erin Davis
Este es el año, simplemente lo sé, puedo sentirlo en mis huesos.
Este año será diferente.
Este año seré diferente.
Al final del nuevo año no voy a encontrar mi viejo yo. No. He sido transformada día a día, poco a poco. ¿Mi secreto? La Palabra de Dios.
Hay una razón por la cual más del 80% de nuestras resoluciones de año nuevo fracasan, (la mayoría de ellas en los primeros días del año). No somos capaces de transformarnos a una nueva criatura. Ese es el trabajo de Dios. El ya está trabajando para hacer todas las cosas nuevas, incluso a ti y a mi.
¿Qué herramienta usa Él frecuentemente para moldearnos? Su Palabra! Si nos comprometemos a abrir nuestras Biblias, podemos estar seguras que Dios respaldará nuestro esfuerzo para hacernos más como Él.
Quizá ya estás en un plan anual de lectura de la Biblia o estás disfrutando llenar las páginas de un estudio Bíblico. Esa pasión renovada por la Biblia es un regalo, pero conozco una forma de leer la Biblia que hace desaparecer nuestro amor por ella. Y eso es, cuando hacemos que la Biblia sea sobre nosotras.
He visto esta historia repetidas vez tras vez a lo largo de mi vida.
- Abro mi Biblia para tratar de ser una mejor persona.
- Comienzo a estudiar las escrituras buscándome a mi misma.
- Leo la Palabra de Dios buscando historias que se relacionen con mi vida.
Y rápidamente, mi amor por la Biblia ha menguado.
Hay muchas formas, mucho más fáciles de pensar en mí. Puedo hacerlo cuando reviso mi teléfono, cuando sueño despierta, o cuando hablo de mis deseos para el próximo año mucho más que profundizando en la Palabra de Dios. Si mi objetivo es pensar en mí, ni siquiera tengo que abrir la Biblia para eso.
Pensar en mí , no me hará una nueva persona. Necesito los ojos bien puestos en Jesús y necesito un recordatorio de que la Biblia es un libro sobre Dios.
Cuando abro mi Biblia con el propósito de descubrir quién es Dios, se convierte en un tesoro lleno de riquezas que no puedo encontrar en otro lugar.
Mientras más busco a Dios en las páginas de la Biblia, más fácil es encontrarlo y mientras más lo encuentro, más lo amo y quiero servirle.
Escucha la promesa que encontramos en 2 Corintios 3:18 (NTV.)
Así que, todos nosotros, a quienes nos ha sido quitado el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor. El Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen.
¿Qué es lo que nos transforma? Contemplar la Gloria del Señor. Es mirar a Jesús con la mayor frecuencia posible, que nos hace nuevos.
Aprende a Buscar la Historia Superior.
Quienes somos y como vivimos es la historia menor. Si queremos experimentar transformación, debemos aprender a mirar arriba a la historia más grande. La historia de Dios.
Poner tus ojos en tus hábitos alimenticios, tus libros o tus objetivos para el año que viene no te llevarán a un nuevo tú. Pero abre tu Biblia una y otra vez, mira a Jesús y quedarás asombrado de como Él trabaja en ti.
Amén siempre debo recordar cada día que los ojos puestos en Jesús, y que el es el autor y consumador de la vida, oramos que Señor nos permita cada día amar más su palabra y poder sembrar en nuestras hijas también el amor por su palabra.
Gloria a Dios por exhortar a nuestras almas a estar arraigadas en la palabra.
Amén, amén Damaris🌼
Nunca pensé en esto!! Gracias
De nada Yazmi🌼. ¡Dios te bendiga!
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