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Por Lilian Gómez, Autora invitada

Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma. -Salmo 143:8 (NVI)

Cuando Dios nos habla a través de la Biblia nos deja instrucciones claras de cómo debemos manejarnos en la vida. Este versículo en Salmos 143:8 quiere decirnos que cada mañana podemos buscar ese amor para poner nuestra confianza en Dios. Su Palabra nos insta a buscarlo cada día y su amor siempre estará ahí esperándonos cada mañana.

En mi lucha conmigo misma, muchas veces he olvidado el gran amor de Dios hacia mi vida. Esto me pasó por mucho tiempo ya que vivía muy acelerada. Era maestra en el colegio de mis hijos y todo era rápido: levantarme, levantarlos a ellos, desayunarnos y alistarnos para ir al colegio. Así seguíamos el día a día. 

Hice esto durante muchos años hasta que comencé a enfermarme. En ese proceso comencé a evaluarme y a aprender qué debía hacer para detenerme. Entonces recordé la historia de Martha y María (Lucas 10:38-42) Ellas estaban tan agradecidas del amor de Dios que demostraron su amor de acuerdo a lo que ellas entendían. En medio de su afán, Martha pensaba que debía devolver el amor que Dios le había dado a través de hacer muchas cosas para él. Mientras tanto, Maria solo se sentó a escucharlo y aprovechó que Jesús estaba ahí ese día. A mí me pasó igual, yo estaba tan agradecida del trabajo que tenía que me olvidé de Aquel que me había dado el trabajo. Estaba tan enfocada en el trabajo que me olvidé de la importancia de demostrar mi amor pasando tiempo con Él.

Apenas un año atrás, comencé a orar cada mañana para que Dios me mostrara su amor porque me di cuenta que a través del tiempo había olvidado buscarlo y esto se estaba reflejando en la vida de mi hija. En ese momento, mi hija se estaba descuidando igual que yo y lo notamos porque no subió al peso que le correspondía para su edad. Me di cuenta de que mi hija es una imitadora fiel de mi persona y esto me hizo reflexionar que debía tener un cambio en mi vida.

Cuando decidí comenzar a buscar el amor de Dios cada mañana en mi vida, empecé a notar los siguientes cambios:

  1. Encontré más tiempo para mi cuidado personal, mi alimentación y dejé de enfermarme. 
  2. Desayunar sin prisa nos ayudó a conectarnos como madre e hija y ella notó el cambio en mí.
  3. Mi hija subió al peso que le correspondía para su edad.
  4. Tomé tiempo para estar con ella sin el celular en la mano.
  5. Entablé conversaciones con ella para escucharla y prestarle atención sin hacer otras actividades paralelas.

Entonces entendí que buscar el amor de Dios cada día era importante. Tuve otra perspectiva de lo que dice 1 Juan 4:1o (NVI): “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.” Comprendí que antes de dar y recibir amor primero tengo que ir ante el Padre y dejar que Él me llene de su amor. Estando llena de su amor entonces podré amar a mi hija de la manera correcta. 

Ahora, cada mañana disfruto levantarme sin prisa, ver a mis hijos desayunar tranquilos y sin apuros. Por fin podemos disfrutar un momento sin tener que ir a ninguna parte después que terminen. Solo el amor de Dios puede llenarnos y saciarnos, para que luego lo podamos dar a otros. ¿Cómo puedes tú disfrutar el amor que Dios tiene para tu vida? 

Momento para madre e hija:

Mamá, decide hoy tomarte un tiempo con tu hija y habla con ella sobre la importancia de buscar el amor de Dios cada mañana y lean el Salmo 143:8 juntas. Ayuda a tu hija a reflexionar acerca de cómo podemos sentir el amor de Dios en nuestras vidas si lo buscamos cada día y recuérdale que él siempre será nuestro primer amor. Luego pueden escribir, colorear y decorar el versículo bíblico y ponerlo en un lugar donde lo puedan ver cada mañana. Oren juntas y denle gracias al Padre por la oportunidad que tienen de poder sentir su gran amor. 

Biografía:
Lilian Gómez de Vásquez vive en la República Dominicana junto a su esposo Jonathan. Tiene dos hermosos preadolescentes, un niño de 12 años y una niña de 10. Como educadora de profesión, le gustan los horarios, la rutina y las estructuras; aunque también suele ser flexible ante nuevas experiencias. Ama cocinar y documentarse acerca de la crianza. Es muy orientada a su familia, consistente, creyente de sus principios y segura de sí misma. Su vida es un reflejo de una búsqueda por más de Dios y su palabra. En este tiempo Dios le ha concedido estar a tiempo completo en el hogar y hacer homeschooling con sus hijos. Se considera bienaventurada de poder servir como consejera para su familia y para aquellas mujeres que están a su alrededor.


One response to “El impacto de una madre que busca el amor de Dios”

  1. Dulce says:

    Gracias por este msj, necesito llenarme del amor de Dios, lo se en mi cabeza pero simplemente no me lleno de su amor y tambien estoy viendo efectos negativos en la vida de mi hija,estoy super deprimida, como podre hablarle de algo que no vivo, estoy muy angustiada, creo que le haga mas mal que bien a mi hija

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