Por Lisa Yabra
¿Te has encontrado frustrada tratando de cambiar una conducta que repites una y otra vez? ¿La culpa ha inundado tu corazón? Y más difícil aún, ¿Estás comenzando a ver estos patrones replicarse en la vida de tu hija?
En las últimas semanas, un pensamiento ha rondado mi cabeza, una y otra vez; “Un corazón que hace mal, nunca se encuentra bien”. Cuando tus hijas tienen malas actitudes y malos comportamientos, ellas están actuando de acuerdo a lo que hay en sus corazones. Quiero compartir contigo algunas verdades acerca de este pensamiento que Dios plantó en mi corazón y que espero que puedas plantar en el corazón de tu hija lo antes posible.
- Enséñale que sus frutos exponen su corazón
Es sorprendente como desde bebés podemos ver la naturaleza pecaminosa del hombre. ¿Sabías que en los primeros años de vida los niños atraviesan una etapa del desarrollo que los psicólogos llaman la etapa narcisista? En esta etapa el niño tiene actitudes egocéntricas y egoístas. Me imagino que ya estarás recordando a tu hija decir, “Yo lo hago,” cuando tratabas de ponerle sus zapatos o darle su comida o, tal vez, recuerdas como apretaba fuertemente su juguete cuando veía a otro niño asomarse.
Aunque a través de los años los niños van siendo educados para ser más empáticos y comportarse mejor, ¿te ha sorprendido la manera de actuar de tu hija? Es posible que incluso le haya sorprendido a ella misma. Y estoy segura de que tú la entiendes porque también has actuado igual.
Nuestra manera de actuar es solo un reflejo de nuestra manera de pensar. Nuestras acciones son un termómetro para nuestro corazón. La Palabra es muy clara en esto, dice en Mateo 7:16-18:
16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. (RV60)
Este versículo explica muy bien la verdad de que “Un corazón que hace mal, nunca se encuentra bien”. Cada vez que tu hija se comporta mal es una invitación para mostrarle su condición de pecadora y su necesidad de Cristo. Si no le enseñas esta verdad, el evangelio y la gracia de Cristo pudieran perder sentido y no parecer necesarios para ella. Y esto nos lleva al próximo punto…
- Enséñale la diferencia entre obras y fruto
Un día mientras leía Gálatas 5:22-23, me hice varias preguntas. ¿Por qué cuando habla de obras de la carne y el fruto del espíritu, ambas cosas no se refieren a obras o a frutos? ¿Cuál es la diferencia entre estas dos palabras? Y por qué la palabra fruto está en singular? Esto fue lo que encontré:
Mientras que la palabra obras viene de la palabra griega ergon que significa trabajo, tarea, empleó, acción, la palabra frutos en la Biblia viene de la palabra griega Karpós, que significa
todo lo que se hace en verdadera asociación con Cristo, es decir, un creyente (una rama) que vive en unión con Cristo (la Vid). Por definición, el fruto resulta de dos corrientes de vida: el Señor que vive su vida a través de la nuestra para producir lo eterno.
Y esto tiene todo que ver con la razón por la cual la palabra fruto está en singular. Y no, la respuesta no es que Pablo necesitaba clases de redacción. El Espíritu Santo no se equivoca y toda Escritura fue inspirada por Él. La realidad es que el fruto del Espíritu está en singular porque es el resultado de 1 cosa: estar lleno del Espíritu Santo (Él no puede ser amor sin dominio propio o gozo sin paz). En la medida en que nos llenemos más de Él y le rindamos más áreas de nuestra vida, su Espíritu se hará cada vez más notorio en nuestro actuar. Y por eso es importante que le enseñes la siguiente verdad…
- Enséñale que no puede reflejar los frutos del Espíritu si no está llena del Espíritu.
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
– Juan 15:4-5 (RV60)
Enséñale a pasar tiempo con Dios en oración y en Su Palabra, no subestimes su edad. Existen hermosos recursos para esto, como devocionales adecuados para su edad. Pero tú también puedes guiarla en estos tiempos mientras la llenas de Su Palabra.
Tiempo para madre e hija:
Te recomiendo hacer una actividad con tu hija para que puedan hablar sobre las verdades que hemos compartido. Aquí te dejo una idea de cómo lo puedes hacer.
- Preparemos el escenario: ¡La cocina de casa será el lugar ideal!
- Preparemos el contenido: Aquí algunas pautas y preguntas guías para iniciar una conversación entre mamá e hija (recuerda que es una conversación, no un interrogatorio).
- Comparte con ella las 3 verdades expuestas: (1) Sus acciones exponen su corazón. (2) Hay una diferencia entre obras y fruto. (3) No podemos reflejar el fruto si no estamos llenos del Espíritu Santo.
- Mediten juntas en sus acciones de las últimas semanas. ¿Qué obras o frutos han sido evidentes en éstas? ¿Cómo exponen esas obras lo que hay en sus corazones? ¿Qué creen que necesitan sus corazones para reflejar mejor a Cristo?
- Sellemos la enseñanza con una actividad objetiva: Preparen juntas unos ricos batidos de fruta. Aquí te comparto una receta del Blog “Qué Rica Vida” en caso de que necesites una idea:
https://www.quericavida.com/recetas/batido-de-frutas-tropicales/3542ddc2-2b57-4412-a2c3-16b602994c43
Amen 👏
gracias por esta reflexión me ayuda mucho en este momento me reconforta saber que la palabra de Dios siempre es buena y llega a tiempo.
Gracias por compartir este mensaje, me es muy útil en la crianza con mi hija.
Gracias.
¡Este email llegó justo! Y Dios me acaba de hablar a través de ustedes.
Sigan trabajando para el Señor. Gracias por crear herramientas para madres en tiempo de crianza.
I agree with your point of view, your article has given me a lot of help and benefited me a lot. Thanks. Hope you continue to write such excellent articles.
gracias hermoso gloria a DIOS