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Por Dannah Gresh, fundadora de Chica Verdadera

Bueno, este fue el año escolar más largo… ¡en toda la vida! #GraciasCoronavirus

Aunque se ve diferente de un país a otro, ¡los niños finalmente regresaron o regresarán el próximo año a la escuela!

Mamá, lo lograste.

Abasteciste la despensa, aprendistes más sobre aerosoles de lo que enseñan en la escuela de medicina, perfeccionaste la moda de usar mascarillas y sobreviviste la cuarentena en el hogar ¡Apuesto a que tu escuela en casa incluso organizó una semana de torneos deportivos.

Si eres como yo … la vida parece un poco … bueno. . . ¡desordenada!

Creo que debemos mirar TODO a través de los lente de la Verdad de Dios, no importa cuán ocupada y complicada esté siendo la vida. Por alguna razón, cuando pensé en lo mucho que habíamos acumulado este año y lo complicado que había sido, mi mente fue atraída a este versículo.

Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio.
Lucas 6:38 NTV

Ahora, antes de continuar: déjame decirte que este versículo gana el premio de “¡Versículos de la Biblia sacados de contexto!”. A los predicadores que necesitan dinero les gusta usar este texto para llenar el plato de la ofrenda. Pero Jesús no estaba hablando de dinero.

Otra cosa que he visto es que la gente lo usa para hablar sobre el tiempo. En un campamento cristiano, escuché a un predicador leer este versículo, sacar una bolsa de papas fritas, abrirla, aplastarlas todas para que hubiera aún más aire en la bolsa del que nos venden … y después llenarla de bolsa tras bolsa de patatas fritas aplastadas. Explicaba que así es como necesitamos usar nuestro tiempo. ¡Error! Jesús no estaba hablando de nuestro tiempo.

(Como nota — nunca entendí lo de las papas fritas, pero lo aplastado y desordenado … lo entiendo. Así que ahora lo llamo como mi verso de las papas fritas).

¿Por qué… de la nada, Jesús cambiaría de tema y empezaría a hablar de dar dinero y tiempo? No lo haría. No lo hizo. Leamos lo que hay alrededor de Lucas 6:38 para entender el contexto correcto.

Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis, y no seréis juzgados: no condenéis, y no seréis condenados: perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida, y rebosando darán en vuestro seno: porque con la misma medida que midiereis, os será vuelto á medir.

Lucas 6:36-38

Ahora que hemos colocado este versículo en su contexto adecuado, podemos hablar sobre lo que esta Escritura nos puede enseñar. Si eliminamos el versículo de las papas fritas, no habría duda de qué este pasaje de la Biblia realmente trata sobre: el perdón. ¡Y eso es algo de lo que necesitamos una medida adicional cuando nuestras vidas son desordenadas!

Déjame animarte: no juzgues a la mujer que tienes a tu lado. ¡Sé misericordioso con la madre que tomó decisiones sobre la escuela, las vacunas y un partido político diferente al tuyo! ¡No conoces su historia! Dale a tus hijos un gran descanso de una vida perfecta. ¡Jesús nos animó a dar perdón y misericordia en gran medida! Y cuando lo hacemos… lo derrama generosamente sobre nosotros.

Déjame pedirte que seas honesta. ¿Has estado llena de juicio? ¿Le estás dando un trato silencioso a tu mejor amiga porque te decepcionó cuando mantuvo a su hijo en casa sin ir a la escuela? ¿Tus redes sociales están llenas de tu opinión y son duros los comentarios que dejas sobre las opiniones de los demás? ¿Estás con la mecha corta porque los hábitos de educación en casa de tu hijo adolescente incluyen dejar sus platos en la mesa de la sala?

¡Detente!

Tienes el derecho y, a veces, la necesidad de compartir tus pensamientos, pero tengamos cuidado de cómo lo hacemos. Y derramemos generosas cantidades de perdón y misericordia ahora mismo. Nadie lo está haciendo bien al 100% en estos días. La vida está desordenada.

Punto de acción sobre esta Dosis de Verdad: Primero, tómate un momento para hablar con Dios sobre cualquier persona a la que necesites perdonar. Entonces, hazlo. Si la relación es cercana, tengan una conversación. Pero si no es así, es posible que debas dejar que esto sea entre tu y Dios hasta que se presente el momento adecuado.

Luego, envía un mensaje de texto o haz una llamada para pedir perdón a cualquier persona que el Espíritu de Dios le traiga a la mente.


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