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Por Lilian Gómez

Señor, tú me examinas, tú me conoces. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento. […] Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno. -Salmos 139 : 1-2 ,23-24 NVI 

¿Alguna vez te ha pasado que quieres algo al punto de decir que lo necesitas aun cuando no es verdaderamente necesario? Muchas veces me pasa que tengo que revisar mis prioridades y ver cuál es la motivación de mi corazón y ver si es el momento correcto para recibir lo que anhelo, para que sea algo beneficioso para mí en vez de perjudicial.

Esperar pacientemente es una de las cosas más desesperantes con las que como mujer he tenido que lidiar en este tiempo donde todo se consigue rápidamente. Todas sabemos que la forma en la que el mundo opera actualmente nos tiene muy acostumbradas a tener todo a la mano en un instante. 

Lo mismo pasa con los deseos del corazón. Oramos por ellos y los queremos al instante. Sin embargo, muchas veces me he sentido confrontada cuando veo que quizás lo que quiero no es realmente lo que necesito. Es aquí donde tengo que ir delante de mi Padre en oración y pedirle que él mismo examine mi corazón y que escudriñe si mis prioridades están correctas y si mis intenciones son las que necesito en este tiempo de mi vida. Y duré años para entenderlo; lloraba desesperada porque anhelaba algo en mi corazón que no estaba lista para administrar en el momento que lo estaba pidiendo. 

Cuando finalmente Dios contestó esa petición que duré años esperando, me di cuenta que si la hubiese recibido cuando yo quería no iba a estar lo suficientemente lista para encargarme de esa responsabilidad. Siento que algunas veces, como mujeres, luchamos con muchas emociones y pensamientos que nos llevan a querer y buscar obtener cosas para las que no estamos preparadas. 

¿Y sabes qué? A mi hija le pasa lo mismo, y quizás a la tuya también. He tenido que ir enseñándole que a veces hay que esperar para obtener lo que uno anhela. Y en ocasiones hasta  he tenido que decir que no a aquellas cosas que sé que no van con su edad o que necesitan de más madurez o responsabilidad. Por ejemplo, durante mucho tiempo ella quería un perro. Estuvo orando por esto por mucho tiempo. Lo dibujaba, miraba cosas de perros y hasta lloraba por él. Sin embargo, no fue hasta el tiempo correcto que lo recibió. Ella misma me dijo, “Mami, gracias a Dios que mi perrita Cookie llegó a la edad que tengo, porque es mucha la responsabilidad. Tenías razón”. 

De igual manera, muchas veces quiere otras cosas y la invito a considerar si es una necesidad o si es un deseo. Algunas maneras en que la he ayudado a determinar esta diferencia han sido las siguientes:

  • Escribiendo 2 listas: En la primera, le pido que enumere las cosas que ella anhela y en la segunda, las que verdaderamente necesita.
  • Esperando: Le sugiero que espere una semana para pensar y determinar su(s) petición(es); esto la ayuda a practicar la paciencia y a organizar sus pensamientos de manera objetiva.
  • Orando: Juntas, presentamos a Dios nuestras peticiones y le pedimos a Dios que su voluntad esté por encima de lo que estamos anhelando o entendemos qué debemos tener. 

Esperar pacientemente es algo sumamente difícil, pero la oración y el presentar nuestras peticiones delante de Él, nos alientan y nos enseñan a tener paciencia mientras confiamos que nos dará las cosas que necesitamos, e incluso algunas de las que anhelamos, en el tiempo oportuno. 

Momento de madre e hija: 

Este día puede ser una buena oportunidad para tener una conversación. Puedes empezar haciendo la comparación de cómo necesitamos ir al médico para hacernos una chequeos internos y cómo nos acercamos a Dios para pedirle que nos muestre lo que hay en nuestro corazón. La mayoría de las veces que vamos a una consulta, los médicos nos mandan a hacer exámenes para determinar cómo está funcionando nuestro cuerpo, y normalmente hacemos esto cada cierto tiempo en todo el trayecto de nuestras vidas. Así mismo, debemos de ir delante de Dios para que él nos examine y nos ayude a depender de él en cada aspecto de nuestras vidas. Pueden leer juntas el Salmo 139 y hablar acerca de ese pasaje. Terminen este tiempo haciendo un compromiso juntas de examinar y analizar sus prioridades (necesidades vs. anhelos/deseos) y presentarlos delante de Dios en oración.


3 responses to “¿Tu hija necesita una radiografía de corazón?”

  1. Lilyan Ivon Lima Barrientos says:

    Hola buenos días
    Gracias por los consejos. Dios las bendiga en cada área de sus vidas. Dios les siga dando sabiduría y consejo para seguir enseñando y las ayude a seguir conociendo más a nuestro Señor Jesús.❤️😊

  2. Karen says:

    Hola! No tengo hijas, pero si hijos y la verdad me ha sido de gran beneficio la información que comparten, creo se puede ajustar también a los niños. Un saludo! Bendiciones 💜

  3. Rosina García says:

    Excelente, Lilian! Qué gran enseñanza, meditar en nuestro corazón y con nuestras hijas lo que es realmente importante, necesario o deseo. Gracias por compartir tu experiencia! Dios te bendiga!

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