De Dannah Gresh, Fundadora de True Girl
Hay una respuesta humana apropiada a la providencia divina de Dios.
¿Tus hijos ven esta cualidad en ti?
Parece que 2020 y 2021 son gemelos. Quizás no sean idénticos, pero es seguro que llevan parte del mismo ADN. Ambos parecen tener el código genético de contratiempos que alteran la vida cotidiana.
Bueno, iré directamente a las buenas noticias al respecto porque los titulares ya se encargan de comunicarnos muchas malas noticias. ¿Estás lista?
El siguiente contratiempo puede ser el escenario de Dios para un regreso.
Por supuesto, también es posible que estemos mirando al hecho de tener que soportar fielmente algunos contratiempos más. Si los últimos meses han probado algo es que Jesús dijo la verdad cuando en Juan 16:33 expresó: Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.
Él ha vencido.
Jesús dijo eso antes de morir en la cruz, amiga mía. Él ya lo había hecho. El plan estaba en marcha para cuidar de ti… ¡y de tus seres queridos!
Las Escrituras contienen promesa tras promesa sobre la providencia de Dios, o el cuidado protector de Su creación. ¡Y tú y yo somos el pináculo de Su obra maestra! Él está trabajando incluso ahora para restaurarnos y exhibirnos, y triunfará al final.
Empápate de estos tesoros si necesitas descargar algo de fe para creer que Dios tiene el control.
Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día.
2 Corintios 4:16
Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados.
Isaías 43:18-19
Y, por supuesto, el máximo versículo de un regreso se encuentra en el último libro de la Biblia.
Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, lo mismo que el mar. Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido. Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios.
Apocalipsis 21:1-3
¡Qué buen día será ese!
Hasta entonces, tenemos que vivir del lado humano de Su providencia. (¡Qué lata!) Eso trae consigo una tarea que ninguno de nosotros disfruta realmente: esperar.
Y eso nos devuelve al libro de Rut.
Lección de vida #3 de Rut: Espera
El libro de Rut trata sobre la providencia de Dios y Su poder para redimir. Lo vemos no solo en una parábola escrita por las vidas de Rut y Booz, sino literalmente en un puñado de generaciones después. ¡Mira el nombre de Rut que brilla a continuación en la genealogía de Jesucristo!
Salmón, padre de Booz, cuya madre fue Rajab; Booz, padre de Obed, cuya madre fue Rut; Obed, padre de Isaí; e Isaí, padre del rey David. David fue el padre de Salomón, cuya madre había sido la esposa de Urías.
Mateo 1:5-6
Esta fiel y gentil mujer está entretejida en el legado de nuestro Señor y Salvador Jesucristo a través de la providencia de Dios. Ella era parte de Su plan para redimir y rescatar a la humanidad.
Pero, como probablemente sabrás, Rut tuvo que soportar un buen número de contratiempos a pesar de estar en esa posición de honor en la historia de Dios. Uno de ellos ocurre en el capítulo tres del libro del Antiguo Testamento que lleva su nombre.
Cuando se abre el telón para esta escena, parece que Rut y Booz se casarán y que todos vivirán felices para siempre. Solo hay un pequeño detalle que se interpone en el camino: ¡otro hombre! (¿Verdad que es un contratiempo?)
Rut corre a casa para contárselo a su suegra. Yo me pregunto cómo habrá sido esa conversación. “Mmm, te tengo una noticia buena y una mala. ¿Cuál quieres primero?”
Noemí debió haber dicho “¡Déjamelo a mí!”, porque ella le da algunos consejos a Rut.
(Solo tengo que desviarme un poco por un camino rápido y lleno de esperanza. ¿Vienes conmigo? En mi primer artículo de la serie “Lecciones de vida de Rut”, mencioné que Noemí tenía un caso grave de amargura. Parece ser que está mejor e incluso es capaz de dar buenos consejos. ¿Eso no te llena de esperanza? ¡Dios puede amar lo amargado y transformarlo!)
¿Lista para escuchar el consejo de Noemí? Aquí lo tienes:
Espérate, hija mía, a ver qué sucede, porque este hombre no va a descansar hasta dejar resuelto este asunto hoy mismo.
Rut 3:18
Espérate, hija mía.
El lado humano de la divina providencia está en espera. Las Escrituras están tan llenas de esta Verdad como de las promesas de que Dios está trabajando en Su plan para rescatarnos. No puedes empaparte de las buenas noticias a menos que también estés dispuesta a aceptar estas palabras de instrucción.
Espera con paciencia al Señor; sé valiente y esforzado; sí, espera al Señor con paciencia.
Salmos 27:14
Espero al Señor, lo espero con toda el alma; en su palabra he puesto mi esperanza. Espero al Señor con toda el alma, más que los centinelas la mañana. Como esperan los centinelas la mañana.
Salmos 130:5-6
Hay una dulce recompensa en la espera: Dios te fortalecerá allí.
Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y los muchachos tropiezan y caen; pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán.
Isaías 40:30-31
Ciertamente, hay momentos en los que Dios quiere que actuemos y hablemos, pero creo que, con mayor frecuencia, Él quiere que esperemos en Él tranquilamente y que confiemos en Él.
Ciertamente, hay personas a quienes Dios designa para enfrentar el mal y advertir a los demás, pero creo que incluso ellos deben esperar las instrucciones del Señor o solo contribuirán a los contratiempos.
Esperar es una acción que demuestra confianza en Dios. Es evidencia de nuestra fe en Su providencia.
No podemos equivocarnos en esto y me temo que muchos lo hacen. Si Dios nos llama a actuar, debemos estar seguros exactamente en qué, cómo y cuándo. Podemos hacer lo correcto en el momento equivocado, con el corazón equivocado y de la manera equivocada si no esperamos en el Señor.
¿Esperaste antes de…?
- ¿Despotricar en las redes sociales?
- ¿Llamar a la escuela de tu hijo para expresar tus opiniones?
- ¿Confrontar a un amigo? ¿A tu pastor? ¿A tu jefe?
- ¿Renunciar a tu trabajo? ¿Vender tu casa? ¿Mudarte con tu familia?
Amiga mía, Dios nos tiene en un momento y un lugar en los que debemos esperar. Esperar es una acción poderosa y disciplinada. La gentileza y la paz que emanan de una mujer capaz de esperar es una gran demostración de fe en un mundo aterrador.
El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota.
Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!
Por tanto, digo: «El SEÑOR es todo lo que tengo. ¡En él esperaré!»
Lamentaciones 3:22-24
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¡Dios te bendiga!