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¿Alguna vez has sentido que estás corriendo sin rumbo, solo pasando a través de las cosas mundanas de la vida? Bueno amiga, estoy aquí para decirte que YO PUEDO SENTIRME DE LA MISMA MANERA.

Me encuentro viendo hacia la semana pasada pensando, ¿qué fue lo que hice? A veces no puedo encontrar nada de valor o sustancioso que haya hecho y me siento derrotada, como si hubiera desperdiciado una semana entera.

La realidad es que el Señor está en el trabajo mundano. El Señor nos creó con un propósito – darle gloria a Él. ¡Y tú puedes hacer eso en cualquier área de tu vida! ¡Pero también creo que el Señor nos llama a cosas GRANDES! ¡Cosas asombrosas que Él quiere que experimentemos! Pero si nuestros cuerpos no están disciplinados para hacer el trabajo que el Señor nos llama a hacer, las cosas pueden ponerse un poco difíciles.

1 Corintios 9:24-27 dice,

¿No se dan cuenta de que en una carrera todos corren, pero sólo una persona se lleva el premio? ¡Así que corran para ganar! Todos los atletas se entrenan con disciplina. Lo hacen para ganar un premio que se desvanecerá, pero nosotros lo hacemos por un premio eterno. Por eso yo corro cada paso con propósito. No solo doy golpes al aire. Disciplino mi cuerpo como lo hace un atleta, lo entreno para que haga lo que debe hacer. De lo contrario temo que, después de predicarles a otros, yo mismo quede descalificado.

¡Corremos con propósito! El propósito, dice Pablo, es compartir la bendición del Evangelio.

¿Entonces cómo llegamos ahí? ¿Cómo anulamos el sentimiento de falta de rumbo? Bueno, Pablo menciona dos formas de cuidar nuestro bienestar físico:

  1. “Todos los atletas se entrenan con disciplina.”

¿Estás dándole a tu cuerpo lo que necesita en lugar de lo que tú quieres?

  1. Disciplino mi cuerpo.” Cuando eres disciplinada en tu vida física, tiende a reflejarse en tu vida espiritual. La disciplina de entrenar, estar activo y comer saludablemente también puede reflejarse en tu vida espiritual. Usa esa misma disciplina para levantarte temprano y saciar tu deseo de empezar tu día en Su Palabra y en oración.

De acuerdo, entonces estamos listas para ser autocontroladas y disciplinadas. Pero ¿por dónde empezamos? Esto puede parecer una locura, pero escúchame… ¿qué tal saltando la cuerda?

¿Esto no te trae recuerdos de tu infancia? ¡Qué mejor forma de dedicar un tiempo intencionado a tu hija que compartir con ella tus anécdotas saltando la cuerda y que ambas empiecen juntas un programa de ejercicio! Tal vez ni siquiera se sienta como ejercicio con tanta diversión que tendrán.

¡¿Necesitas refrescar tus trucos de salto de cuerda?! ¡Mira el video de Stacy donde muestra tres habilidades que tendrás que aprender para ser una experta saltando la cuerda!

¡¿Quieres enseñarle a tu hija por qué saltar la cuerda puede ser el comienzo de una vida disciplinada?! Revisa los recursos de la Subscripción Digital de este mes, están llenos de herramientas para recordar y enseñarle a tu hija, no solamente por qué el cuidado del cuerpo es bueno, ¡sino también cómo puede usar su cuerpo para glorificar a Dios.!

Los devocionales diarios de la suscripción de este mes te ayudarán a ti y a tu hija a sumergirse en una conversación sobre el bienestar físico y espiritual. (Y a ella le encantarán las divertidas herramientas que estamos incluyendo para hacerlo práctico. Juntas, abordarán preguntas como “¿qué significa estar bien físicamente?” y “¿por qué debería ser importante para nosotras?” ¡La subscripción de este mes incluirá todo lo que necesitan para comenzar un desafío de bienestar de un mes!


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