Featured image

Fue oprimido, aunque se humilló a sí mismo, y no abrió su boca; como un cordero que es llevado al matadero, y como una oveja que delante de sus trasquiladores está muda, tampoco él abrió su boca.
Isaías 53:7, NTV

Isaías fue un profeta de Dios que vivió mucho tiempo antes que Jesús, pero Dios le dio a este hombre una visión de Jesús como nuestro pago supremo por el pecado a través de Su muerte en la cruz. ¿Cómo podría el profeta ayudar a una persona del Antiguo Testamento a entender la idea de que Cristo moriría por nosotros? Él utilizó la idea de un cordero siendo sacrificado para ayudarlos a mirar hacia el futuro, al tipo de sufrimiento que el futuro Mesías experimentaría.

Una persona que vivía en el tiempo del Antiguo Testamento debía ofrecer lo que se llama una “ofrenda por el pecado” para expiar sus pecados (Levítico 4:2). Esto significaba que tenían que matar a un animal a menudo un cordero y derramar su sangre para dar cuenta de sus pecados. El sacrificio representaba el principio de que, sin el derramamiento de sangre, no hay perdón de pecados. (Levítico 17:11 y Hebreos 9:22).

Así que, imagínense… Juan el Bautista ve a Jesús a la distancia y declara: “¡Miren, el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” (Juan 1:29). Jesús vino a pagar por todos nuestros pecados de una vez por todas. Su máximo sacrificio significa que ya no tenemos que sacrificar animales cada vez que cometemos un pecado. Él puso su vida por ti y por mí. El Padre permitió que los pecados del mundo fueran colocados sobre Su Hijo, el Cordero de Dios. ¡Hemos sido limpiados para siempre por la sangre de Jesús!

Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la justicia…
1 Pedro 2:24, NVI

Momento para Madre e Hija:
Cuando vivimos esta temporada de Semana Santa, no es muy divertido pensar en la horrible muerte que Jesús murió por nosotros, pero es un punto central de nuestra fe. ¿Qué te dice hoy Dios al respecto? ¿Qué significa ese sacrificio para ti? ¿Qué te viene a la mente cuando piensas en Jesús en la cruz? Primero ora, luego siéntate en silencio mientras esperas a que Dios te hable con una imagen, una historia, un pensamiento o una idea. Haz un dibujo o escribe en tu diario.

Tómate unos minutos para hablar con tu hija sobre lo increíble que fue el sacrificio de Jesús. ¿Te imaginas tener que matar a un animal cada vez que pecas? ¿Por qué crees que Jesús hizo lo que hizo por nosotros? ¿Te imaginas morir en el lugar de un “chico malo”?


Deja un comentario