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por Arlene Pellicane 

¿Alguna vez tu hija ha jugado a disfrazarse, poniéndose tus zapatos de tacón y pretendiendo que es adulta?  Es lindo cuando nuestras chicas se ponen aretes de clip, bufandas, guantes o carteras para una salida imaginaria en la seguridad del hogar.

De cierta forma, estar en redes sociales es como cuando una niña pequeña entra al closet de su mamá para jugar a disfrazarse. Es un portal para adultos donde ella puede pretender y explorar. Pero a diferencia del armario seguro de mamá, las redes sociales pueden ser una puerta a un mundo para el que tu hija definitivamente no está preparada. 

El valor propio de muchas mujeres deriva de la afirmación de otras personas. Las niñas no son diferentes. A todos nos gusta ser aceptados. Los niños desde muy temprano, en primaria, empiezan a ser introducidos a las redes sociales, lo cual en realidad es más antisocial que social para las niñas. En lugar de estar jugando con una amiga en la vida real después de la escuela, está sola en su habitación tratando de tomarse el selfie perfecto. Ese aislamiento y enfoque en la apariencia externa no es ni social ni saludable.

Una pre adolescente  en las redes sociales se preocupa por la cantidad de personas que le dieron “me gusta” a la foto que publicó o cuántos “amigos” o “seguidores” tiene. ¿Están creciendo sus seguidores? ¿Tiene tantos amigos como sus compañeros de clase? Aunque estar en línea puede ser una experiencia positiva, demasiada exposición a las redes sociales demasiado pronto puede ser muy perjudicial. Las chicas aprenden rápidamente que el camino hacia la popularidad está en los “me gusta” y en la cantidad de comentarios y amigos virtuales que tiene. Es una forma superficial de vivir.

Las plataformas de redes sociales como Snapchat e Instagram tienen un requisito de edad mínima de 13 años. Los usuarios que ingresan una fecha de nacimiento menor de 13 años no pueden configurar una cuenta. Sin embargo, este pequeño detalle se puede esquivar fácilmente al ingresar un año de nacimiento falso. Madres bien intencionadas han ayudado a sus niños a crear cuentas para que sus hijas no se queden fuera del círculo de sus amigas. Antes de sentirte tentada  a hacer eso, considera lo siguiente.

Creo que tu hija debe tener 13 años o más para tener una cuenta en las redes sociales y que para muchas niñas, esperar hasta una edad mayor es aún mejor. El hecho de que tu hija cumpla 13 años no le da el derecho a abrir un Instagram instantaneamente. Debes considerar su madurez emocional y espiritual, no solo su edad. Estas cuatro preguntas te ayudarán a determinar si tu hija está lista para las redes sociales:

1) ¿Tiene tu hija amistades saludables?

Piensa en los amigos de tu hija. ¿Tiene amigas fieles que sean positivas, chicas que sean amables, honestas y respetuosas? ¿O tu hija es atraída hacia las niñas que son manipuladoras o a las niñas que actúan como si fueran mayores a su edad? Si tu hija no tiene buenas amistades sólidas en la vida real, es peligrosamente susceptible a las amistades falsas que ofrecen las redes sociales.

2) ¿Es tu hija responsable y receptiva a las reglas de la casa?

Si tu hija no respeta reglas como “sacar la basura” y “hacer su tarea antes de ver televisión”, no esperes que siga tus reglas sobre las redes sociales. Puedes establecer pautas importantes como “No puedes enviar mensajes a alguien que no conoces en la vida real”, pero ¿tu hija obedecerá esta regla? Su historial es lo importante aquí, no la intensidad de la súplica por redes sociales.

3) ¿Tu hija  es fácilmente influenciada por otros?

Tú mejor que nadie sabes si tienes una chica a la que la opinión de otros le hace cambiar fácilmente o una chica que piensa: “No me importa lo que pienses”. Si tu hija adopta las prácticas de quienes la rodean sin pensar por sí misma, deberás pensarlo bien antes de dejarla entrar al entorno mundano de las redes sociales.

4) ¿Puede tu hija desconectarse fácilmente de las pantallas?

Cuando llamas a tu hija a cenar, ¿guarda su iPad sin problemas, finge no escucharte o protesta? Si a tu hija le resulta difícil pasar un fin de semana sin Wi-Fi , sabrás entonces que las redes sociales probablemente la arroparan fácilmente.

Déjame hablar descriptivamente (no prescriptivamente) de mi propia vida. Con esto quiero decir que no estoy tratando de darte una receta de lo que debes hacer, pero quiero describir lo que está funcionando en mi casa con mis niñas que están en cuarto y séptimo grado.

Ninguna de mis chicas tiene teléfonos inteligentes o cuentas de redes sociales. Esa fue una decisión fácil y obvia para mi hija de la escuela primaria, pero tuve que pensar por más tiempo cuando se trató de mi hija, estudiante de 7º grado, Noelle. Noelle usa mi teléfono si quiere enviar un mensaje de texto a un amigo. Le muestro mi cuenta de Instagram para ver sus bandas favoritas o lindas fotos de perritos de la misma raza que el nuestro. Está acostumbrada a no tener lo que tienen sus amigos, pero sabe que no le tenemos fobia a la tecnología.  

Mi esposo James y yo sabemos que nuestras hijas tendrán toda su vida adulta para tener un teléfono inteligente, responder mensajes de texto y correos electrónicos compulsivamente y para usar las redes sociales. Ahora es el momento de aprender otras habilidades como conversación, lectura, tocar un instrumento, cuidar a un perro, dibujar y cosas similares. En 7º no es el momento para las redes sociales.

He observado a adolescentes de la escuela y de la iglesia que obtuvieron teléfonos inteligentes y cuentas de redes sociales. En cuestión de semanas, las vi pasar de ser chicas comunicativas y sonrientes a zombies mirando el teléfono. Son introducidas a cosas oscuras como no ir a clases, experiencias sexuales fuera del matrimonio y vestirse para parecer mayores. Se envuelven intensamente con sus teléfonos en lugar de florecer en las señoritas que deben ser.

De por sí es bastante difícil para un adulto lidiar con comentarios despectivos en línea o con la falta de comentarios que se traduce a  “nadie está interesado en mí”. Imagina lo difícil que es para los preadolescentes que aún no poseen la madurez emocional para hacer frente al mundo digital. Investigadores expertos han propuesto un nuevo fenómeno llamado “depresión de Facebook”, que se define como la depresión que se desarrolla cuando los preadolescentes y los adolescentes pasan mucho tiempo en las redes sociales, como Facebook, y luego comienzan a mostrar síntomas clásicos de depresión.

A medida que tu hija se convierte en una adolescente, necesita la base firme de ser apreciada por quien es y por personas que conoce en la vida real . Los “me gusta” virtuales a menudo se basan en pretensión, apariencia e impresión a primera vista. Este afecto es voluble y condicional. Tu hija necesita experimentar el amor incondicional que proviene de Dios y de ti. Sólo el amor incondicional puede prevenir problemas como el resentimiento, los sentimientos de rechazo, la culpa, el miedo y la inseguridad. Ese tipo de amor no se encuentra en las redes sociales. #esperaparalasredes

Biografía del Autor:
Arlene Pellicane es oradora y autora de varios libros, incluyendo Parents Raising y Calm, Cool and Connected: 5 Digital Habits for a Balanced Life. Si necesita ayuda con el tema de la tecnología en tu hogar, Arlene tiene un libro para ti, Growing Up Social: Raising Relational Kids in a Screen-Driven World (en coautoría con el Dr. Gary Chapman). Ha sido invitada destacada en Today Show, Fox & Friends, Focus on the Family, FamilyLife Today, The 700 Club y Turning Point con el Dr. David Jeremiah. Arlene vive en San Diego con su esposo James y sus tres hijos. Para obtener más información sobre Arlene, visite www.ArlenePellicane.com


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